La familia Maburris (mote que ellos mismos se ponen por un juego) deciden pasar el puente en un pueblo de Extremadura (al que ellos llaman el salvaje Oeste): Pero esta vez las vacaciones prometen ser muy distintas, ya que los padres han acordado desconectarse de todos los dispositivos electrónicos para descansar y vivir una experiencia más enriquecedora. A cambio deberán redactar un diario de a bordo con las aventuras que vivan, y vaya si las viven, se les cuela un polizón en el coche, una niña ha desaparecido, el padre que la busca es un tanto misterioso...
Se trata de una novela de aventuras, pero que además trata temas más profundos como las relaciones familiares complicadas (tensiones, malentendidos, separaciones) y también aborda el carácter liberador pero también problemático de desconectarse del mundo digital y como ello puede afectar a la dinámica familiar.
La historia combina aventuras con valores, la narración es sencilla y los episodios mantienen algo intriga pero no le encuentro nada destacable. Los giros son poco novedosos y a ratos creo que puede llegar a aburrir, no le encuentro un ritmo ágil.
Además, trata temas de cierta complejidad por lo que la veo muy muy en el límite de este tramo de edad.
Las ilustraciones son pocas y pobres (no más de 7 en 155 páginas) lo que puede desmotivar al lector y no dar facilidad a la lectura, ya que no hay apenas apoyo visual.
Mi voto con esta obra es NEGATIVO.
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