La historia se sitúa en un entorno rural, según indica la
autora, en una vivencia real de su madre cuando era niña.
Clara, siguiendo las indicaciones, le lleva la ropa limpia a
al señor de la casa grande. Él vive encerrado, no sale a ver la luz.
La inocencia e indiscreción de la pequeña le hace
interrelacionar con el hombre y este le presta un libro en cada una de sus
visitas.
De ese modo, se llega a entablar una relación en la que él le deja entrar en su espacio, y ella con la propia curiosidad de una niña habla y le pregunta lo que nadie se atreve a hacer, tal vez por no ofender o por no querer conocer.
Una historia bella, que nos habla del valor de la amistad,
de la superación de los miedos, de la soledad y de la valentía. A través de su
escucha y mirada, la niña, logra hacer que el hombre sea capaz de salir de su oscura
casa y volver a la luz.
Me gusta mucho el ritmo pausado de la historia, con frases
cortas y acompañado de unas ilustraciones sencillas de tenues movimientos que
van marcando cada aspecto de la historia, con detalle, sin saltos temporales.
Es un álbum que permite ser leído y disfrutado prácticamente
a cualquier edad, de esos que se pueden regalar, que llevan dentro un mensaje empático
y una bonita sensibilidad.
Además, permite deleitarse con cada una de sus páginas, en
las que a veces es solamente la ilustración la que nos acomoda en la historia y
la que cuenta.
Mi voto es positivo.
Álbum para saborear sus imágenes poco a poco, en el que el texto pausado y unas ilustraciones sencillas pero tremendamente bellas, transmiten la paz que necesita esta historia de superación, en las que la amistad y el amor por la lectura son protagonistas. Una pequeño tesoro hecho álbum, que rezuma delicadeza y poesía. Para mi también es un POSITIVO.
ResponderEliminarMe anoto al reseña
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