08 agosto, 2025

El ascensor / Yael Frankel. Limonero

 



Cada tarde, después de la merienda, la protagonista baja a pasear a su perro Roco. Como siempre, toma el ascensor para llegar a la calle, pero ese día ocurre algo inesperado. Aunque pulsa el botón del piso 0, el ascensor comienza a subir y se detiene en el séptimo piso, donde espera Doña Paula. Una vez dentro, vuelven a marcar el 0, pero el ascensor sigue su propio rumbo y sube una planta más, recogiendo al señor Miguel en el octavo. Después de los saludos de rigor, por fin el ascensor parece iniciar el descenso, aunque se detiene de nuevo en el sexto piso, donde suben Cora y sus mellizos.

Justo cuando todo indica que por fin llegarán a la planta baja, el ascensor se detiene inesperadamente entre los pisos 5 y 4. El tiempo se alarga, los mellizos comienzan a llorar, y para calmarlos, el señor Miguel decide contarles el cuento A mí no me importa. Antes de terminarlo, el ascensor se detiene en la cuarta planta, donde vive la protagonista, que, en un gesto de hospitalidad, invita a todos sus vecinos a pasar a su casa.

El valor de este álbum radica en su cuidada estética. En primer lugar, destaca el formato alargado del libro, que evoca las dimensiones de un ascensor. Además, tanto las ilustraciones como el texto varían su posición en la página según el piso en el que se encuentran los personajes, lo que aporta dinamismo y frescura a la lectura. Finalmente, el uso de estampaciones y las tintas —negra como base y roja para detalles puntuales— otorgan al álbum un aire sofisticado y delicado.

Como detalle especial, el libro incluye una pequeña sorpresa en la parte inferior de la guarda posterior: una edición en miniatura del cuento que narra el señor Miguel dentro del ascensor.

Este álbum ha sido reconocido con numerosos premios y forma parte de la prestigiosa lista White Ravens, al igual que otras obras de su ilustradora, la argentina Yael Frankel, cuya estética se caracteriza por ilustraciones conceptuales y el uso expresivo de estampaciones.

Es una lectura fresca y divertida. Lo que más me ha gustado es la calma que transmite: ningún personaje logra su objetivo principal, pero nadie se altera ni se enfada. Todos asumen con serenidad los imprevistos del ascensor y, en lugar de frustrarse, aprovechan el momento para compartir un cuento y estrechar lazos con sus vecinos. Creo que se trata de una obra de gran valor estético y narrativo, con un mensaje profundamente necesario en la sociedad actual.

Mi voto es POSITIVO.

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