Precioso álbum ilustrado que refleja el amor por la naturaleza y la infancia. El invernadero se contrapone a una ciudad gris y ausente de vegetación y color hasta que los niños, con sus juegos, idas y venidas, esparcen las semillas por las calles, cubriendo el paisaje de frondosos árboles, plantas y flores, y junto a ellos, los animales, que son los que dan vida al entorno. Con bellísimos troquelados láser y una ilustración elegante, las composiciones equilibradas reflejan la paz y calma del invernadero en contraste con las líneas rectas y tonos grises de la ciudad. La infancia tiene un papel fundamental en esta obra. El espacio creado por y para los niños está lejos de la mirada adulta. Es un lugar de juegos, de momentos compartidos, de soñar. Tal y como debería ser a la edad de sus protagonistas. Es un álbum que maravilla desde su cubierta, en la que la niña parece estar encerrada en una jaula. Nada más lejos de la realidad. Quien se adentra en las páginas de esta obra descubre un remanso de paz, alejado del ruido y que rezuma vitalidad. Me ha gustado mucho. Voto positivo.
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