Es indudable la calidad de la prosa de Giménez de Ory, mas si cabe en esta obra que traslada la exquisita educación (casi británica) de sus protagonistas. Su lectura es amena y los tres enigmas elegidos harán las delicias de sus lectores, sin embargo, tras su lectura, queda una sensación de didactismo soterrado que encontramos en otros títulos en LIJ que intentan inculcar el amor por los libros y la lectura. Además, las ilustraciones elegidas para distintos momentos del relato no ayudan a valorar la obra con otros ojos. La técnica en ceras es correcta, pero no los volúmenes, sus colores terrosos y abuso de líneas marcadas que presentan escenarios muy cuadriculados y nada fantásticos, como pretende la historia. Gráficamente, hay poca variedad e imaginación. Voto negativo.