El texto es muy escueto pues se
limita a enunciar cada uno de los conocidos que montan en bici. Además, en cada
página se repite la misma frase, para que quede claro cuál es el deseo del
protagonista. Lo más llamativo del libro es la ilustración, muy delicada con
tonos suaves, con un aspecto ligeramente antiguo. Los animales personificados
tienen un toque de humor al conducir sus bicicletas, lo que dota al libro de un
punto entrañable.
Aunque breve, la historia tiene
un gran propósito, enseñarnos que las cosas no son siempre como uno lo imagina,
que hay más opciones, que se deben buscar soluciones a los problemas y, una de
las cosas más importantes, hay que ayudar a los demás y dejar, también, que nos
ayuden.
A pesar de ser un libro bonito y
con un mensaje de peso creo que hay otros álbumes mejores, por eso lo dejo en
la RESERVA.
Este libro parece querer abordar el crecimiento y la autonomía infantil, pero el resultado me ha parecido trivial y poco ambicioso. El texto es demasiado simplista y edulcorado, alejado de la realidad de los niños que estén atravesando un periodo de frustración en su desarrollo. No me ha gustado como soluciona el autor el reto al que se enfrenta el protagonista. Parece que el mensaje que pretende dar es de superación, sin embargo no existe reflexión alguna ni hace uso de herramientas con las que los niños puedan identificarse. Por ese enfoque tan somero, junto con una ilustración demasiado artificial y sobria, no consideraría este álbum prioritario. Creo que hay otros materiales más sólidos y literalmente cuidados que pueden ofrecer más a los pequeños lectores. Mi voto es NEGATIVO.
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