30 abril, 2025

Bajo el asfalto, la flor/ Mónica Rodríguez; Rocío Araya. Ed A fin de Cuentos


 

Hace tiempo bajo lo que ahora es asfalto, hubo una flor y junto a la flor, un valle. Por aquel entonces, una carreta con vendedores ambulantes acampó allí mismo y el pequeño León descubrió la flor.
 
Un álbum ilustrado que a primera vista parece destinado a los más pequeños, quizá por la ilustración o por el formato, pero que está bien en el tramo de A partir de 9.
Un texto con tintes poéticos, que describe unos paisajes, una familia nómada, las carretas y los sentimientos del niño. La transformación del  paisaje verde, al gris del asfalto de las ciudades, volviéndose un lugar sin colores, más triste. Nos ofrece una historia de añoranza y de amor por la naturaleza.
Como  la propia ilustradora cuenta, para este libro trabajó con óleos, acrílicos, monotipia y collage, resultando unas ilustraciones un tanto oníricas que aunque parecen algo borrosas, imprecisas, e infantiles, tienen mucho trabajo y muchos detalles. Con los tonos, hace una distinción clara entre el gris de las ciudades y los verdes del campo. Las imágenes aunque son grandes, a doble página casi todas, no restan importancia al texto.
La galardonada autora Mónica Rodríguez escribió “Umiko” por el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y que descartamos porque entró otro de la misma temática y de esta autora seleccionamos “Más valiente que Napoleón” en el tramo de A partir de 9, en la 39 Muestra del 2024.
El conjunto de la obra me gusta mucho, la maquetación, el texto, la historia, las ilustraciones, creo que se funden y resulta un libro estupendo.

Voto positivo
 

1 comentario:

  1. Álbum ilustrado evocador, tanto por su texto como por sus ilustraciones, que requiere una lectura pausada. La reconocida autora asturiana recurre a figuras literarias y a la narración en prosa poética, favoreciendo la descripción del paisaje y del entorno, así como las sensaciones vividas por su protagonista. La fusión entre la narración y la ilustración da lugar a una atmósfera que tiende a la melancolía, sobre todo por el uso del color, la difuminación en algunas escenas y los trazos sin depurar. Es una historia que conjuga la añoranza de la infancia, la memoria de nuestro entorno y el amor a la naturaleza, con una gran elegancia. Voto positivo también, aunque a la expectativa de ver si Mónica Rodríguez publica algo más este año, como suele ser habitual.

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