El monstruo feroz tenía claro que era el más feroz del mundo. Todos huían de él hasta que un día, al entrar en un pueblo, un niño que recogía manzanas no se inmutó. El monstruo intentó aterrorizarle pero el niño no tenía miedo porque cada cosa terrible que el monstruo tenía, él la conocía de primera mano y aún peor. La familia del niño desafiaba a los cinco sentidos con características aún más terribles. El monstruo se quedó espantado, pero para su sorpresa nada era como parecía, la familia del niño también tenía lo mejor de lo mejor para los cinco sentidos. El monstruo reconoce que no le gusta estar solo, ni que la gente huya de él y, siguiendo unos cuantos consejos, consigue tener amigos, encajar y ser feliz.
El álbum aborda el tema de la autoestima y cómo la percepción de uno mismo modifica la visión que los demás tienen de ti. Destaca la importancia de saber pedir ayuda para poder modificar aquello que nos hace sufrir. Transmitir este mensaje a los más pequeños es lo que determina que todas las comparaciones de lo terrible se hagan a partir de los cinco sentidos y se contrapongan al entorno más querido para los niños, su familia.
El mensaje queda claro para un adulto que dedique un rato a reflexionar sobre el tema, pero también puede interpretarse como que es necesario dejar de ser uno mismo para que los demás te acepten. Tiene este punto en común con “El pez arcoíris” aunque desde dos polos opuestos ¿Ser bello o ser horrible es motivo para que nadie te quiera? Cierto es que es mucho más complejo transmitirlo a través de actitudes que a través de rasgos físicos, pero…
La ilustración, digital y muy expresiva, aporta detalles que ayudan bastante a captar los mensajes que el álbum encierra. Hay un personaje secundario, un perro, que aporta humor y una historia paralela que funciona como alter ego del monstruo.
Yo creo que este título es más apropiado a partir de 6 años que en la franja de 3 a 5, no tanto por la imagen o la complejidad del texto, como por los temas de fondo relativos a una autoestima más compleja.
VALORACIÓN: RESERVA
El monstruo más feroz del mundo está acostumbrado a que todos salgan huyendo cuando él aparece, hasta que un día llega a un pueblo donde un niño que está cogiendo manzanas de un árbol y silbando no sale corriendo. El monstruo extrañado le pregunta al niño por qué no ha escapado del ser más feroz que existe y el niño le pide que le explique por qué se considera tan feroz. Entonces el monstruo va detallando lo que considera sus terribles cualidades, todas relacionadas con los sentidos: su voz es ronca, sus garras afiladas, su pelo grueso, prepara amargas pociones y su olor es asqueroso. Para el niño, esas no son las cualidades más feroces que conoce, su madre tiene voz de trueno cuando se enfada, las uñas de su hermana son como cuchillos de horribles colores, la barba de su padre pincha como las espinas de un cactus, su abuela le da a veces un jarabe asqueroso y cuando su hermano hace deporte el olor a sudor es insoportable. A pesar de esas peculiaridades, el niño adora a su familia y le explica al monstruo su felicidad cuando oye cantar a su madre o su padre le da un beso de buenas noches. El monstruo se siente hundido, con la autoestima por los suelos, en realidad no le gusta asustar a la gente ni ser feroz. El niño decide ayudarle a mejorar su aspecto, le peina, le lima las uñas, le revuelca en un campo de flores y le regala su cesto de manzanas con las que el monstruo consigue un silbido melodioso. Con todos estos cambios el monstruo ya no espanta a nadie, los niños se acercan a él y prueban sus manzanas.
ResponderEliminarAl más puro estilo de los cuentos de hadas, el niño aparece como el ser mágico que salva al personaje que se creía malévolo y las sabrosas manzanas actúan como el objeto mágico, pero la magia consiste en la ayuda que el niño le presta al monstruo para cambiar algunos puntos de su aspecto exterior y en mostrarle cómo lo bueno y lo malo se complementan, en cambiar la autopercepción que el monstruo tiene de sí mismo y conseguir convertir al monstruo feroz en el monstruo feliz.
Las ilustraciones a sangre y doble página, recuerdan al cine de animación y recogen el dinamismo y la acción de las escenas. Los fondos son lisos, el ilustrador emplea diferentes colores sobre los que destacan los sentimientos y actividades de los personajes, que son muy expresivos y conquistan con su historia.
La tipografía juega con tamaños, ondulaciones y negristas que destacan palabras y frases.
El álbum aborda los difíciles temas de la autoestima y la soledad, con ilustraciones actuales y dinámicas, en mi opinión puede ser apropiado a partir de 5 años, pero tenía dudas sobre la valoración definitiva y me parece bien dejarlo en RESERVA.