Una mañana, Olivia, de camino al encuentro de sus amigos se
encontró con que las plantas de diente de león habían crecido de manera
desmesurada y el mundo había dejado de girar.
Ella, junto a su pandilla y a los animales, que acuden
asustados a la pradera, logran solventar el suceso con la cooperación de todos.
Todos hemos soplado alguna vez un diente de león, con el
juego no solo se esparcen las semillas, sino que también está la creencia que si
pides un deseo se cumple. Al parece esta planta simboliza el cambio y la
renovación. Y es esto lo que trata de transmitir la historia, la esperanza hacia
un nuevo comienzo.
Bellamente ilustrado, con el dulce estilo de Noemi Villamuza,
el relato transmite las emociones que la autora expresa en sus palabras.
Me parece un álbum bello, en el que las ilustraciones
aportan una riqueza exquisita. Sin embargo, el texto me queda escaso, con una
trama y final forzado.
Considero dejarlo en reserva.
Voy a disentir de la opinión de Rakel, pero sólo un poco, para mi es un POSITIVO. Me ha encantado, es una historia llena de sensibilidad e imaginación, que aparenta ser sencilla pero invita a la reflexión. Con unas ilustraciones de trazo suave, delicadas, casi oníricas, que potencian el tono poético y mágico del texto. Pero no es sólo el cómo lo hacen, sino que también me gusta el mensaje que. a mi juicio, pretenden transmitir: el deseo común de hacer del mundo en el que vivimos un lugar mejor, y la cooperación entre todos para conseguirlo, puede ser el motor para conseguir lo imposible.
ResponderEliminarPues si consideras todos esos aspectos, démosle voto positivo.
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