Lesya es una joven de 17 años que ha decidido quedarse sola en Ucrania durante la guerra. A pesar de la insistencia de sus padres —con quienes mantiene una relación distante— se niega a abandonar su país y trasladarse con ellos a Madrid. Llena sus días publicando obituarios de víctimas del conflicto en una cuenta anónima de Instagram, y para calmar el miedo y la ansiedad recurre de forma compulsiva al móvil, del que se ha vuelto completamente dependiente. Un día conoce a Ilya, un chico marcado por la culpa de haber provocado, quizá, la muerte de otra persona.
La novela, galardonada con el Premio Gran Angular, se estructura en capítulos cortos. Los primeros comienzan con los obituarios escritos por Lesya, destacados en tinta roja.
En sus páginas se entrelazan múltiples temas: el horror de la guerra, la dificultad para expresar los sentimientos que nos aleja de quienes amamos, la salud mental, el peso de la culpa, la dureza con la que juzgamos a los demás y la adicción a la tecnología. Este último aspecto es el que menos me ha convencido: su incorporación a la trama y el protagonismo que adquiere a lo largo de los capítulos me ha parecido algo forzado, incluso innecesario.
Aun así, la novela ofrece momentos de emoción y aborda cuestiones muy cercanas a los adolescentes de hoy, con una invitación al autoconocimiento y a superar el miedo. Voto POSITIVO.
Tengo que reconocer que me costó entrar en la novela, pero poco a poco me fue atrapando gracias a su estilo narrativo: frases cortas, pero llenas de significado, que refuerzan el tono intimista y reflexivo de la obra.
ResponderEliminarLa novela trata con eficacia temas fundamentales como la pérdida, el trauma, la resiliencia, la memoria y el papel de la juventud frente a los conflictos sociopolíticos, por desgracia tan presentes en la actualidad. No se trata únicamente de un relato sobre la guerra, sino de lo que ocurre en el interior de quienes la sufren y deben continuar con sus vidas a pesar de ello.
La historia muestra una evolución íntima de la protagonista: desde el bloqueo emocional inicial, agravado por su dependencia digital, hasta la ruptura de ese círculo, cuando se atreve a vivir con plenitud como la mejor forma de honrar a todos, tanto a los vivos como a los fallecidos.
Voto: positivo