En este lugar, la caza es diferente. No se cazan animales, se cazan estrellas y una de las mejores cazadoras es Megumi que, junto a su cabalgadura Turrón, sale cada noche buscando cazar una estrella con sus flechas de plumas violetas. Aquí hay también cazadores y uno de ellos boicotea una salida y, al resultar herida Turrón, consigue apartar a su rival con malas artes. Pero la desgracia hace que Megumi busque respuestas y descubra que el lugar donde llevan las estrellas, a las que cuidan y protegen, no se dedica a la observación sino a explotar el polvo estelar que desprenden.
Esta sociedad discrimina entre rubios y morenos, asignando tareas distintas a cada grupo y esto, además de conseguir un trato digno a las estrellas, será otra de las conquistas, cambiar el orden, abolir las condiciones establecidas y comenzar una nueva etapa con distintos roles.
Las ilustraciones, nocturnas, utilizan los esquemas corporales al uso, consiguiendo un resultado interesante cuando no está presente la representación "humana".
La narración discurre en un entorno creado por la autora, con toques fantásticos pero esquemas conocidos. La buena, el malo, la trampa, el engaño y la redención y cambio de papeles después de infiltrarse en el observatorio y confiar en el poderoso con escrúpulos.
Positivo en principio.
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